¿Tiene sentido buscar vida inteligente fuera de la Tierra?
El ser humano tiene una tendencia natural a comunicarse. Esto no se limita a la búsqueda de nuevos retos, nuevas fronteras y nuevas formas de interactuar con el entorno. Desde hace 80 años, el programa SETI se dedica a la búsqueda activa de vida inteligente. Hasta ahora, esta búsqueda no ha dado ningún resultado, por lo que es legítimo preguntarse si esta búsqueda tiene sentido.
En este post, recogemos la opinión del Dr. Jason T. Wright. En 2021, hizo una serie de recomendaciones y declaraciones al respecto.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que esta búsqueda y el posible contacto posterior (en caso de que sea efectivo) no están exentos de riesgos.
Podríamos atraer la atención de potenciales atacantes para los que, hasta ahora, habríamos pasado desapercibidos. Pero, al mismo tiempo, el contacto entre civilizaciones tan distantes también podría ser enriquecedor para ambas partes.
La primera recomendación del doctor Wright es “mantenerse cerca de los datos”. Según este autor, es muy fácil hacer hipótesis sobre el posible comportamiento de los extraterrestres y a partir de ellas generar hipótesis de trabajo, estrategias, modelos para su detección, etc. Así, poco a poco, construir castillos de conceptos que darán resultados nulos.
Es posible hacer un gran desarrollo teórico que al final resulte ser falso.
Por eso, cualquier teoría que se proponga debe basarse en los resultados de observaciones anteriores.
A veces se dice que los análisis elaborados no tienen nada, lo que nos permite elaborar metaanálisis sobre la nada. Al mantenernos cerca de los datos, evitamos desviarnos significativamente de nuestro objetivo.
Veamos un ejemplo. A veces se dice que “los extraterrestres saben de nuestra existencia, pero por alguna razón han decidido no ponerse en contacto con nosotros”. En estas afirmaciones, se considera que los millones de individuos que componen una civilización, o los millones de civilizaciones que podría haber ahí fuera, tienen una opinión única. Es difícil imaginar un “comportamiento universal” en todos los miembros de una civilización. Posiblemente, entre varios de ellos, observamos lo complicado que es que los seres humanos tengan la misma opinión sobre cuestiones que pueden ser banales.
¿Por qué es interesante seguir buscando vida inteligente?
A pesar de las dificultades y limitaciones que entraña esta tarea, esta búsqueda sigue siendo útil y necesaria. Aunque aún no se encuentre vida inteligente, es posible establecer sinergias con otros investigadores. Esto nos permite conocer los límites de nuestra civilización, nuestro desarrollo tecnológico y nuestra comunicación.
Las competencias desarrolladas en este campo pueden transferirse de forma natural a la astrofísica, a otras ciencias y disciplinas, y a la sociedad en general.
Todo proyecto de búsqueda de vida inteligente genera conocimientos que enriquecen otras disciplinas. Permite el debate con investigadores escépticos y hace que este campo (y otros afines) crezca con más vigor.
Además, al tratarse de un tema especialmente complejo, es necesaria la colaboración interdisciplinar.
Por ejemplo, los astrofísicos también deben formarse y reflexionar sobre cuestiones específicas. Por ejemplo, la naturaleza de la inteligencia, las matemáticas de los sistemas en expansión, las dificultades de la comunicación entre especies, la ética que debe seguir cualquier tipo de comunicación o los efectos que uno de estos contactos podría tener sobre la especie humana. Este mismo proceso de reflexión puede darse en otros científicos, como biólogos, psicólogos o antropólogos, lo que dará lugar al crecimiento de nuevos campos de conocimiento.
Planes de éxito y planes de resultados nulos
Para Wright, no basta con elaborar un plan para encontrar vida inteligente. También debemos planificar qué ocurrirá si este plan tiene éxito (es decir, si acabamos encontrando este tipo de vida). Otra reflexión es qué ocurrirá si no encontramos nada (evita utilizar la palabra fracaso porque el hecho de no encontrar nada es en sí mismo un hecho que puede guiarnos en acciones posteriores).
Antes de iniciar la búsqueda, hay que tener claro qué hacer a partir de ese momento. ¿Será una señal sorprendente, interesante, intrigante, confusa o simplemente curiosa la que aparezca hasta que finalmente se establezca contacto con una civilización inteligente?
Es posible que la primera señal significativa detectada no nos haga exclamar “¡Vaya!”, sino “¿Eh?”. Al principio, puede ser algo difícil de entender. Es posible que necesitemos años o décadas hasta que el resultado pueda hacerse público. Primero, tendremos que desarrollar un consenso entre los distintos especialistas de que se trata de una señal de vida inteligente.
Los especialistas deben estar preparados para contar con la ayuda y el asesoramiento de expertos en comunicación de riesgos, sociología, antropología, psicología, etc., para proporcionar información precisa y correcta.
Sin embargo, planificar qué hacer si se obtienen resultados nulos es igualmente importante, porque éste será el resultado más frecuente. Esta información debe registrarse de algún modo para permitir su análisis posterior y orientar futuras investigaciones.
Los especialistas deben estar dispuestos a contar con la ayuda y el asesoramiento de expertos en comunicación de riesgos, sociología, antropología, psicología, etc., para dar la información de forma precisa y correcta.
Sin embargo, planificar qué hacer en caso de resultados nulos es igualmente importante, porque éste será, de hecho, el resultado más común. Esta información debe registrarse de algún modo para permitir su posterior análisis y orientar futuras investigaciones.
Bibliografía
Wright, J. (2021). Strategies and advice for the Search for Extraterrestrial Intelligence. Acta Astronautica, 188, 203-214.
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